miércoles, 2 de junio de 2010

Nacionalización de la banca y control de cambios

El 1 de septiembre de 1982, día de su último informe de gobierno, habría de encarar a la ciudadanía para anunciarle el caos. Culpó de la debacle a los banqueros y a los "sacadólares", no admitió tener que ver en el hundimiento financiero del país, sus palabras fueron: "Soy responsable del timón, pero no de la tormenta"y, de un plumazo, nacionalizó la banca y decretó el control de cambios, más en el tenor de una rabieta desesperada, en el de medidas sopesadas y necesarias, lo que se vislumbró en su argumentación: "Ya nos saquearon. México no se ha acabado. ¡No nos volverán a saquear!". Cambió la política de intereses (incluyendo el de tipo de interés que se otorgaba a las cuentas de ahorros) y estableció una serie de reglas en materia del Sistema Financiero, partiendo de la base de que buscaba un mejor acceso a los servicios de banca, una mayor distribución de los recursos financieros que permitiera y despegue de la actividad comercial e industrial de México.

Sin embargo, la realidad fue que no funcionó como se esperaba y la crisis en este campo se aumentó, y le dio al traste con las buenas intenciones que se tuvieron al decretar la estatización bancaria. Los financieros globales estaban aterrados de que este ejemplo pudiera extenderse al resto del sector en vías de desarrollo.

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